Sé que este post llega unos meses tarde, la exposición de la que voy a hablar terminó en noviembre de 2013 pero, aún así, he decidido incluirla igualmente porque es de lo más innovador que he visto últimamente. La audioguía de la que os voy a hablar es una experiencia muy diferente que me hace quererla y odiarla a partes iguales. Recuerdo que fue una sensación extraña, desde luego que indiferente no te deja… y la disfrutan tanto los Bowie-adictos como los que no conocemos tanto sobre su vida. Voy a ver si puedo trasmitirlo todo esto en un post 🙂
La Audioguía “Sennheiser guideport” está diseñada para que se conecte automáticamente cuando pasas por un sensor, es decir, cuando entras en una sala (ubicados en el suelo) o te acercas a una pantalla la explicación comienza de manera automática. La visita de la exposición era obligatoria con esta audioguía que iba incluida en el precio de la entrada y te recomendaban que no te quitaras los auriculares a lo largo de la visita para que hiciera todo su efecto.
Yo no había leído nada sobre esta audioguía y no me esperaba nada, la verdad. La primera explicación fue el mismo rollo de siempre y me dije: “estupendo, otro rollo”. Sin embargo, ese introducción había sido elaborada por el propio museo y nada más entrar en la primera sala la “explicación” se desarrollaba igual que como había sido diseñada por el Victoria and Albert Museum de Londres, en donde nació la exposición.
De repente empieza a sonar una canción de David Bowie sin haber tocado ningún botón y acto seguido él mismo empieza a hablar y a explicar lo que estás viendo. Poder visitar una exposición sobre Bowie con su música y su propia voz es espectacular. Creo recordar que no se incluía un discurso tradicional en ningún momento sino que siempre era Bowie el que habla. Sin comerlo ni beberlo la audioguía se convirtió en una parte fundamental de la experiencia. Lejos de quitarle el protagonismo a la exposición, la audioguía era el complemento perfecto para disfrutar de ella al 100%. La música sonaba en todo momento y cuando te acercabas a ciertos vídeos empezabas a escuchar el sonido de los mismos pero si te quitabas los auriculares el silencio era absoluto.
La exposición estaba dividida en dos pisos e incluía una sala con 9 televisores con diferentes videoclips de Bowie y 9 cuadrados en el suelo. Dependiendo de en qué cuadrado te pusieras escuchabas un video u otro. Era absolutamente espectacular!!
La última sala estaba diseñada para qué pareciera un concierto de Bowie en directo, con sus andamios, la iluminación y todo. Esta sala incluía 3 mega pantallas envolventes que te hacían creer que estabas en un concierto mientras la música sonaba en la audioguía. Desde luego es el mejor final de una exposición que he tenido…
Aunque, como os digo, todo es súper innovador en esta audioguía, hay algunas cosas que no me han gustado mucho:
- La visita se convierte en una experiencia individual porque al llevar los auriculares en todo momento no te paras a hablar con otra persona, te aíslas totalmente de la gente de alrededor.
- El hecho de que estés escuchando algo constantemente hace que no leas los carteles y los textos expositivos ya que no te puedes concentrar en ellos. Aunque la exposición es muy visual creo que los visitantes no reciben todas las ideas que se quieren transmitir.
- A veces tienes una sensación de locura y cuesta adaptarse al estilo de esta audioguía. Si el espacio expositivo es muy pequeño, como ocurría en la primera sala, el audio saltaba de una explicación a otra dependiendo de sí habías pasado por el sensor o no. Aunque sólo ocurrió al principio creó una sensación de desconcierto considerable.
- Creo que había demasiada gente y no se podía disfrutar de la visita. Fue posiblemente una de las exposiciones más exitosas del museo con diferencia pero el hecho de permitir tantos visitantes hacía que no te pudieras acercar lo suficiente a los vídeos o a las vitrinas para que los sensores se activaran.
Pues eso, que ha sido una grata experiencia el ver como se está incluyendo la tecnología para crear una experiencia única (sin duda alguna yo no la voy a olvidar). Sin embargo aún quedan algunas cosillas por pulir…
Lamento no poder publicar ninguna foto, David Bowie no deja hacerlas y al fin y al cabo él es el propietario de todo lo que se expone (podéis ver algunas aquí). No os podéis imaginar la cantidad de cosas que se pueden acumular a lo largo de una vida!!