Al hilo del post anterior, me parecía interesante dedicar una de las entradas al tema del control de los tiempos, es decir, saber el tiempo que necesita un grupo para hacer algo. Por ejemplo: ¿sabemos cuánto tarda un grupo en bajar de un autobús? y ¿sabemos cuánto tarda desde la parada del autobús hasta el punto de encuentro o la entrada de un museo? ¿y en pasar un control de objetos metálicos?
A priori parece un tema poco relevante pero todas estas cuestiones tienen que estar controladas por el guía, tanto local como acompañante, sobre todo cuando nos referimos a grupos numerosos, que son los que más tiempo necesitan para moverse. Como digo, tendremos que tener en cuenta si el grupo está formado por 50 personas o, por el contrario, es un grupo más reducido, de unas 30 personas. Además, también tendremos que saber si se trata de un grupo de la tercera edad o si son jóvenes universitarios ya que, obviamente, el tiempo que necesita cada uno de ellos es bien diferente.
En general se estima que un grupo tarda hasta 6 minutos en bajar de un autobús, si es numeroso, y hasta 4 minutos en subir. En el caso de la ciudad de Alicante, por ejemplo, el grupo se baja del autobús justo al lado de uno de los accesos al casco antiguo por lo que, una vez que el grupo se encuentra en dicho punto de encuentro, sólo habrá que tener en cuenta el tiempo que tarda en desplazarse de una parada a otra. Ya sé que no estoy descubriendo América 😛 pero es que cuando se está empezando es posible que no se tengan en cuenta estas cosas.
Pero si se trata del Museo del Prado, por ejemplo, el autobús no para justo en la puerta y además hay que recoger las entradas, pasar por el detector de metales, dejar las mochilas en el guardarropa y esperar a que te den acceso al museo… vamos, que si llevamos un grupo de 50 personas ya tenemos menos minutos para la visita, de ahí la necesidad de ser flexibles y adaptarnos al tiempo real del que disponemos.
En el caso de los museos y equipamientos culturales, las personas responsables de la organización y reserva de visitas guiadas deberían a su vez controlar este tema relativo a los tiempos puesto que podrían avisar al grupo previamente de la necesidad de llegar cierto tiempo antes y facilitarle así la labor al guía. Pero ya sabéis que no siempre es así.
Como casi todo, esto se aprende con la práctica y a base de meter la pata, pero si podemos tenerlo en cuenta antes de diseñar nuestra ruta mejor que mejor, es decir, no planifiquemos discursos inamovibles para una duración determinada sin tener en cuenta el detalle del control de los tiempos. Esto nos permitirá manejar mejor al grupo, adecuar nuestro discurso y, por ende, dar un mejor servicio al cliente, que es al fin y al cabo de lo que se trata. Además, es posible que cuanto más apretados vayamos de tiempo más tarde en grupo en llegar, en moverse…ya sabéis, la ley de Murphy es así!!! 😛