¿Cómo va el verano? Yo estoy aprovechando para participar en algunas visitas guiadas durante las vacaciones, a pesar de que no apetezca mucho por el calor. Iré publicando algunos posts sobre ellas dentro de unos días pero mientras tanto vamos a seguir avanzando con las técnicas de guía y esta vez os vuelvo a presentar una de las técnicas básicas para un guía cultural: Detener al grupo para dar una explicación.
En alguna ocasión he coincidido con guías que iban dando sus explicaciones mientras el grupo caminaba y, en mi opinión, este es uno de los mayores errores que se puede cometer puesto que cuando el grupo se está desplazando de una parada a otra hace mucho ruido, (aparte del ya existente ruido del entorno), las personas hablan, intercambian impresiones… vamos, que es el momento de “recreo” entre explicación y explicación.
Incluso en los sitios silenciosos y con buena acústica, cuando el grupo se desplaza éste se alarga, se estira, y los que se encuentran al final no oyen, sólo pueden escuchar al guía los primeros. Cuando paras al grupo, éste se vuelve a concentrar y todos escuchan mejor lo que tienes que decir. Si el guía está contando algo es porque realmente merece la pena ser escuchado así que es necesario parar al grupo y que todos disfruten de ello.
Por mi experiencia, el hecho de que sólo los primeros escuchen al guía suele crear rencillas dentro del grupo, porque “los de atrás” piensan que “los de delante” son más privilegiados. Creo que, en general, esto no da buena sensación ni buena imagen del guía ya que la gente se va preguntado: ¿Le oyes? ¿qué dice? y pierdes su interés por completo para el resto de la visita.
Esta situación suele ocurrir en mayor medida con los guías que trabajan en la calle ya que trabajan con grupos más numerosos, pero dentro de un museo un grupo de 25 personas se alarga igual y por mucho que haya más silencio el problema es el mismo. Es cierto que si van con una audioguía, como es el caso del Caixaforum de Madrid, sí que se puede explicar mientras el grupo se mueve (esa es la mayor ventaja de este dispositivo), porque llevan un receptor individual. Aun así, considero que lo mejor es detener al grupo para dar el discurso, esta es la mejor manera de captar su atención exclusivamente para la explicación.
Otra de las cosas a tener en cuenta es que detener al grupo sólo aporta beneficios, no sólo a la visita guiada sino al propio guía. He visto a guías caminar de espaldas mientras van dando sus explicaciones, con los peligros que eso conlleva, por ejemplo, en una ciudad. Además, cuando el grupo no se encuentra concentrado en un punto, el guía tiende a forzar la voz instintivamente, puesto que observa que todo el mundo no le oye, con los problemas que ello puede acarrear para su voz.
Creo que todos estos argumentos justifican el realizar un pequeño cambio en nuestros hábitos y poner en práctica esta técnica tan básica y tan efectiva a la vez. Por todo ello lo dicho, cuando vayas a explicar algo: para al grupo.