Pues sí, hoy os voy a hablar de algo tan simple como el tener en cuenta las necesidades físicas de las personas que nos acompañan en una visita guiada. ¿Cuántas veces hemos sufrido (porque se “sufren”) visitas de 3 o 4 horas sin tiempo para ir al aseo? ¿O sin poder sentarnos a descansar ni 15 minutos?
Creo que todos sabéis de lo que hablo porque los guías, cuando no estamos trabajando y asistimos como público a una visita guiada, también somos víctimas de este tipo de situaciones. Por lo menos a mí me ha pasado.
Aun así, parece que no terminamos de entender que, hasta que una persona no tiene cubiertas sus necesidades físicas y fisiológicas no pone toda su atención en escuchar las explicaciones del guía. Todo lo contrario, lógicamente, está más pendiente de “sus” necesidades y le da igual si un cuadro es de Velázquez o de Murillo, él sólo quiere sentarse.
Cosas tan obvias como disponer de tiempo para ir al aseo, para tomar un refresco cuando hace más calor en verano, para descansar…no se tienen en cuenta tan a menudo como pensamos a la hora de planificar una visita guiada. Además, casi siempre pensamos en personas mayores pero a las visitas también acuden familias con niños, embarazadas o personas con alguna discapacidad física y hay que contar con que pueden requerir necesidades especiales.
Este tema afecta en menor medida a las visitas guiadas que se realizan en equipamientos culturales puesto que los asistentes saben que sólo van a estar un par de horas (o incluso menos) en la visita. Sin embargo, en el caso de grupos cerrados que realizan una visita por la ciudad esto suele resultar más habitual. Por ejemplo, una visita de medio día de la ciudad de Alicante incluye la visita guiada del Castillo de Santa Bárbara y del casco antiguo. En total son unas 3:45 horas, que la mayoría de las veces es demasiado tiempo para cualquiera de los mortales.
Para estos casos el guía tiene que tener previsto un lugar para ir al aseo a lo largo del itinerario (varios si se puede) e incluso introducir un ratito de “tiempo libre” para que la gente pueda tomar algo o despejarse un poco. Por cierto, todo esto habrá que tenerlo en cuenta a la hora de planificar los tiempos de la visita, como os comenté en el post anterior.
Todo buen guía debe pensar en el disfrute de sus acompañantes y este tipo de cosas son básicas. Parece una tontería pero, aunque uno tenga un doctorado en Historia de Alicante si no tiene en cuenta que un señor de 70 años no puede estar 4 horas de pie su visita no habrá valido nada, porque nadie le seguirá ni le escuchará. Habrá que intentar lograr el equilibrio perfecto entre explicaciones y necesidades del grupo para que la visita sea un éxito y eso debemos tenerlo planificado de antemano.