Sí, sigo en Toronto y no, no he hecho un viaje exprés a Amsterdam… esta semana le he dedicado un tiempo extra a viajar desde casa 😉
Últimamente se habla mucho de la aplicación para smartphones del Rijksmuseum (para muestra el último post de @sabope) y debo decir que todos los piropos son bien merecidos. Yo misma me he hecho las 5 visitas audioguiadas de tirón y me he quedado con unas ganas de visitar el museo que pa’ qué… pero no soy especialista en apps para museos y no es eso lo que quiero comentar en este post: me centraré en esas visitas audioguiadas con las que tanto he disfrutado.
Debo decir que no es mi primera audioguía en el móvil, pero sí que lo es en un Smartphone. La primera audioguía me la descargué vía Bluetooth en uno de los museos de Lorca y desde entonces ha pasado mucho tiempo y la tecnología ha evolucionado mucho. Pero bueno, vamos al grano.
La aplicación ofrece 5 visitas audioguiadas diferentes y lo primero que me llama la atención es que se indica la duración estimada de cada visita. Sí, estimada, porque yo la he hecho en mi casa y no he tardado ese tiempo, sino mucho menos, por lo que entiendo que estiman el tiempo que tarda el visitante en desplazarse de un punto a otro y esos minutos están incluidos en dicha duración.
Las visitas son 3: Puntos culminantes, Siglo de Oro y una visita del edificio, ofreciendo las dos primeras versiones diferentes, de 45 y 90 minutos.
Una vez elegida la visita que te interesa, la información que obtienes es el número de paradas a realizar y el punto de comienzo de la misma. De hecho, la propia aplicación llama a estos recorridos “visitas guiadas” puesto que cuentan casi con los mismos elementos que una visita guiada, salvando obviamente la existencia del guía.
La aplicación te indica mediante explicaciones visuales el lugar a donde te debes dirigir para disfrutar del siguiente punto de interés. Curiosamente, en el caso de la visita del edificio, también te indica dónde debes colocarte para poder observar lo que te va a ser explicado, utilizando para ello la sombra de una persona. Es como si realmente hubiese un guía que te indicara dónde debes detenerte en la sala, algo fundamental en mi opinión.
Las visitas guiadas no desarrollan un hilo argumental, es decir, las obras no guardan una relación argumental entre ellas, todas están enfocadas de la siguiente manera: una obra (o un objeto), una explicación (la explicación de cada obra concreta es la misma en todos los recorridos).
Esta manera de diseñar la visita, mediante explicaciones individuales, permite que el visitante cuente con la libertad necesaria para poder disfrutar de la visita a su manera ya que la aplicación permite navegar entre las diferentes obras que componen la visita guiada y elegir la explicación que desee.
Me ha gustado especialmente que las explicaciones sean cortas, de aproximadamente un minuto de duración. Además, se permite que el visitante pueda conocer más de la obra con explicaciones extra generalmente acompañadas de un vídeo (espectacular) lo que las hace súper atractivas, siempre quieres saber más.
El discurso se hace muy ameno puesto que, aunque es difícil eliminar todos los tecnicismos relacionados con la temática artística que suelen caracterizar a las audioguías, también se incluyen coloquialismos que convierten a la voz en off en un poco más “persona”. Incluso se puede disfrutar de sonidos ambientales como los crujidos de la madera de los barcos o el vertido de la leche que meten al visitante literalmente dentro de la obra.
Me ha sorprendido gratamente que no se digan muchas fechas, es como si sólo se trataran las características principales o más importantes de cada obra, lo que simplifica mucho el discurso. También se ha utilizado el recurso de las preguntas para despertar la curiosidad del visitante como por ejemplo: “¿Por qué es tan famoso este cuadro?”
Ha habido una explicación que me ha gustado especialmente: en una de las obras se comenta la manera de demostrar al que observa cuál era tu estatus social en el siglo XVII y, posteriormente, se realiza una comparación con cómo lo hacemos hoy en día. Concretamente se hace referencia al uso de smartphones “caros” como símbolo de ese estatus y resulta que estamos utilizando ese dispositivo para realizar la visita guiada… interpretación del patrimonio pura y dura!!! Una alusión directa al visitante que seguro que le ha hecho pensar…
Otro punto a favor: dentro de las visitas guiadas se incluye la posibilidad de acceder a las recetas para preparar la comida que aparece en uno de los cuadros lo que te permite disfrutar de la visita más allá del museo, te permite llevártela a tu casa , puedes seguir “aprendiendo” y “recordando” fuera del museo.
Por último, me gustaría destacar que se nota que se ha cuidado hasta el último detalle, incluso cuando termina la explicación la acción reza “Volver a mi visita guiada”, un “mi” que hace que el visitante se sienta único, tocando su ego interior.
En fin, que no he estado en el Rijksmuseum pero ganas no me faltan y espero poder volver a disfrutar de estas “visitas guiadas” in situ en un futuro no muy lejano 😉