Aprovechando las vacaciones de verano este año he decidido participar en las visitas guiadas del Palacio Real de Olite, en Navarra. Había estado previamente, hace muchos años, y había oído que ahora se encargaba de la realización de las visitas una empresa privada, Guiarte, así que pensé en visitarlo de nuevo.
El Palacio fue mandado construir originalmente a principios del siglo XV por Carlos III “El noble”, rey de Navarra entre 1387 y 1425. Es cierto que, como ya lo conocía, sabía que era un palacio espectacular, pero para los que no hayáis oído hablar de él, podéis visitar su página web aquí y os podéis informar sobre los servicios de visitas guiadas en esta otra web.
Nosotros nos apuntamos a las tres visitas guiadas, sí, tres por tratarse de los meses de verano: Una primera visita de una media hora de duración por el casco antiguo de Olite, posteriormente otra visita guiada de 45 minutos del Palacio Real en sí y una última visita de otros 30 minutos de la Iglesia Santa María la Real. En total unas 2 horas de visita aproximadamente por 7,5€ por persona.
En las dos primeras visitas guiadas nos acompañó Marisa y en la última Raquel. La verdad es que las tres visitas fueron magníficas, con discursos perfectamente elaborados, fáciles de seguir y bien documentados, combinando la historia con las curiosidades de los distintos edificios. En el caso de la Iglesia se trataron además temas artísticos, todos ellos acompañados de las explicaciones correspondientes para entender los conceptos más técnicos.
Marisa se valió de una imagen para explicarnos cómo había evolucionado históricamente la parte más antigua del municipio y Raquel utilizó un puntero láser para que no se nos escapara nada del pórtico principal de la Iglesia. Además, ambas hicieron uso de un altavoz para amplificar el sonido de su voz cuando la situación lo requería. La verdad es que es en estos casos cuando te das cuenta de que la visita ha sido bien diseñada y planificada.
Una de las cosas que más me gustó fue que, durante la visita del palacio, Marisa iba dando indicaciones sobre cómo se podía acceder posteriormente a las torres, ya que éstas nos estaban incluidas en la visita guiada (obviamente porque es complicado mover a un grupo por las escaleras de caracol!!) y el hecho de haber participado en la visita implicaba que, tras su finalización, se podía acceder al palacio de nuevo para visitar las torres. Además, también nos daba indicaciones en todo momento sobre qué debíamos hacer: seguimos por aquí, son sólo dos escalones y seguir todo recto…
Por otro lado, Raquel controlaba las técnicas de guía hasta tal punto que, cuando estábamos contemplando el pórtico, ella nos daba la espaldapara apuntar con el puntero láser hacia el mismo, pero ponía el altavoz en su espalda, de manera que pudiéramos escuchar a la perfección sus explicaciones. Al fin y al cabo nadie le miraba a ella, sino al pórtico. Creo que es una de las pocas excepciones en las que no me ha parecido mal que nos diera la espalda!!
Como habréis podido intuir a lo largo del post, me quedé realmente satisfecha habiendo invertido mi tiempo y mi dinero en la visita guiada y estoy segura de que no hubiese disfrutado igual si no hubiera participado en la misma. Si alguna vez tenéis la oportunidad de visitar este lugar, no lo dudéis, optad por la visita guiada.