Estas navidades pasadas, aprovechando que estaba pasando en casa unos días, aproveché para visitar el Museo Balenciaga de Getaria (Gipuzkoa) con mi padre. La verdad es que tenía muchas ganar de ver el museo y no me arrepiento en absoluto, a mí el proyecto museográfico me pareció espectacular. Obviamente, lo primero que hice fue investigar si tenían visitas guiadas para el público que individualmente visitaba el museo y en su web (http://cristobalbalenciagamuseoa.com) encontré toda la información.
Las visitas se realizan en castellano y en euskera, cuando el pase de la mañana es en castellano, el de la tarde es en euskera, y van alternando los idiomas en función de los días de la semana. No hace falta reservar así que elegimos el que más nos convenía y allí que nos fuimos, a Getaria. Como era un día entre semana, éramos los únicos interesados en realizar la visita así que se convirtió casi en un pase VIP, los dos solos con la guía.
Para empezar la guía era del mismo municipio, algo a lo que creo que muchas veces no se le da la importancia que merece. Una persona que ha vivido toda su vida en Getaria, conoce su pueblo mejor que nadie y eso se suele reflejar en la visita. Además, se trata de una exposición sobre Balenciaga en su municipio natal, él estaba vinculado al municipio, hay una tradición oral ligada a los años que vivió allí… todo eso formó parte del discurso de la guía y sinceramente, es una información que le da un aspecto de cercanía a la visita espectacular.
Además la guía llevaba un uniforme, en este caso un vestido negro pero con algunos elementos característicos del estilo Balenciaga, el cuello, el lazo anudado en la cintura… no se podía haber elegido mejor uniforme, todo un acierto.
Pues bien, la guía empezó a relatar su discurso, el por qué de la ubicación del museo, qué piezas íbamos a visitar, cómo estaba estructurada la exposición… Se notaba claramente que controlaba perfectamente las explicaciones, hablaba en un tono medio, muchas veces incluso jugando con la iluminación de la sala, que era tenue y la verdad, teniendo en cuenta que sólo éramos dos personas, se creaba un ambiente muy propicio a la interiorización de la información. En algunos momentos sentías que te aislabas del mundo exterior y te concentrabas en las explicaciones y en aquel momento sólo importaba Balenciaga.
La visita estaba muy bien estructurada, se seguía un orden lógico y coherente en función de las piezas expuestas. Visitamos 6 salas “temáticas”: los inicios de Balenciaga, día, cóctel, noche, novias y Balenciaga esencial. Además, cuando se hablaba de algún término técnico relacionado con la costura siempre se explicaba a qué hacia referencia.
Hay que admitir que cuando un guía cuenta con otros elementos a su favor, siempre resulta más fácil desarrollar la visita. En este caso, las salas no eran muy grandes pero las prendas se podían ver desde diferentes ángulos y aquello iba en beneficio de la visita, ya que todo el mundo podía ver lo que se estaba explicando. Aunque sólo éramos dos personas, la guía siempre se colocaba a un lado, pero sin darnos la espalda, para que observáramos la prenda en su totalidad (se notaba que hacía lo mismo con grupos más numerosos). Además, al comienzo de cada sala había un video relacionado con las prendas de esa parte concreta del museo, que en un par de ocasiones la guía utilizó para ampliar sus explicaciones.
La verdad es que fue una grata experiencia y como bien nos explicaron, la intención es ir cambiando la exposición permanente por lo que repetiré seguro. Sin duda, una de mis mejores experiencias en visitas guiadas.