Vuelta a las andadas (sí, vuelta a las visitas guiadas y a ser guía turístico)

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Sí, así es, he vuelto a las andadas y me he comprometido a guiar 7 visitas guiadas este verano para Heritage Toronto, la organización en la que hice las prácticas del posgrado.

El sábado pasado fue la primera. Técnicamente fue la segunda, porque ya había guiado una “de prueba” hace un mes para un grupo de estudiantes de English as a Second Language (ESL) o, lo que es lo mismo, gente que ha inmigrado recientemente a Canadá y asiste a clases gratuitas de Inglés para integrarse más fácilmente en el país.

Os voy a poner en situación: el tour se llama “Immigration Stories” y ha sido diseñado para estudiantes de ESL por lo que la cantidad de información que se da en la visita es menor y, además, se controla el nivel de las palabras que se utilizan durante el recorrido. Como os comenté en este post, Heritage Toronto trabaja con scripts y, en el caso de esta visita, el script ha sido revisado por una de las profesoras de ESL para que todas las palabras que se utilicen en la visita sean fácilmente “entendibles”.

El caso es que a Heritage Toronto le pareció estupendo que una persona que llevaba poco tiempo en la ciudad les contara a otros inmigrantes las historias (de éxito y de-no-tan-éxito) de los inmigrantes que, a lo largo de los años, se establecieron en Toronto teniendo en cuenta que, hasta los años 60, sufrían una discriminación brutal y prácticamente todos se concentraban en la misma zona de la ciudad que es el espacio que recorre la visita. Además, se aseguraban de que la guía (o sea yo) no utilizara un nivel muy alto de inglés porque, obviamente, no controlo tanto como para hacer visitas guiadas para angloparlantes.

A mí la idea me pareció estupenda y la primera visita fue todo un éxito, ya que el grupo de estudiantes de ESL era un grupo uniforme que tenía el mismo nivel de inglés. ¿Qué pasó el sábado? Pues que aunque la visita se había promocionado para este tipo de estudiantes o, simplemente, para gente con un nivel de inglés más bajo de lo habitual, la mitad del grupo estaba formado por personas que sabían 100,000 veces más que yo de la historia de la ciudad y eran asiduos a las visitas guiadas de Heritage Toronto, y la otra mitad se defendía en inglés.

Yo ya había hablado de esta posibilidad con el coordinador y habíamos decidido que independientemente de la gente que se presentara íbamos a realizar el tipo de visita que habíamos diseñado: aquella para aprendices de la lengua inglesa 🙂 . Vamos, que estábamos preparados.

En general, la visita fue un éxito porque los comentarios más positivos vinieron de parte de los inmigrantes (palabra que en este país no tiene la connotación negativa que tiene en el nuestro ya que Canadá es una nación formada por inmigrantes) y los locales entendieron la intención de la visita y agradecieron este tipo de iniciativas.

Como guía, os diré que fue realmente difícil intentar complacer a todos los asistentes y sentía constantemente que mi discurso no era relevante para todo el mundo. Interpretativamente, cuando hablaba de emigrar a otro país y de que habitualmente intentamos (yo incluida) buscar los lugares más económicos para vivir sólo los que hemos emigrado entendíamos lo que eso significaba y era cuando la información se convertía en algo relevante para nosotros. Pero eso excluía en parte a los locales. Si daba muchos datos históricos, que es lo que les gusta a los asiduos a estas visitas, estaba complicando la visita para los recién llegados.

A pesar de estas dificultades que, en realidad, ya preveíamos, disfruté muchísimo de la visita y vi en las caras de los asistentes que ellos también se lo estaban pasando bien y con eso me basta. Espero haber despertado en estos nuevos residentes del país las ganas de seguir descubriendo el pasado de la ciudad en la que viven. Seguro que tengo alguna historia más que compartir de las próximas 6 visitas guiadas que aún me quedan por guiar. Os mantendré informados.

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